jueves, 23 de septiembre de 2010

¿de donde es la bechamel y quien la creo?

 Historia de la  Salsa Bechamel



Las salsas siempre son bienvenidas, tienen la astucia y el poder de salvar un mal plato, pero son pocas las salsas que despiertan tantas pasiones como la salsa bechamel. Y en esta pelea, son cuatro las versiones que luchan por la paternidad, cuatro orígenes que quieren ser los dueños de la salsa bechamel. ¿Ahora bien, cual será la cierta?

Los italianos cuentan, que fueron los cocineros florentinos de Catalina de Medici (1519-1589) quienes inventaron esta rica salsa, cuando acompañaron a aquella a Francia para casarse con Enrique II de Orleáns, en 1533. Esos son los datos, no hay mucho más, no avala ningún documento o prueba científica, la historia se deja así, vaga. Como si el hecho de que haya sido con la reina Medici, con quien comenzó la revolución culinaria en el país galo, fuera suficiente para atribuirle a ésta todos los descubrimientos.

Antonin Carème dijo en 1822: “Los cocineros de la segunda mitad de siglo XVII supieron del gusto de la cocina italiana gracias a Catalina de Medici que la introdujo en la corte francesa”, pero él no habló nunca, necesariamente de la salsa bechamel.

Igualmente vaga es la versión, que arroga el descubrimiento de la receta al político protestante duque Philippe de Mornay (1549-1623), gobernador de Saumur y señor de Plessis. El hombre además de político era salsero: se le atribuye la creación de cuatro salsas más, la Mornay, la Chasseur, la Lyonnaise y la Oporto. Evidentemente, una vida tan agitada como la suya, tanto como político, prisionero o gobernador, no podía ser atravesada sin aderezos. Y que mejor que una buena salsa para levantar el corazón.

La tercera versión, cuenta que el descubridor de la salsa bechamel fue el marqués Louis de Bechamel (1603-1703), financiero de las campañas bacaladeras de Terranova y administrador en la corte de Luis XIV. Aparentemente, el noble la habría inventado para acompañar al bacalao seco, y ello merece un aplauso de mi parte (nadie se merece un bacalao seco), pero lo cierto es que nuevamente las pruebas del hecho son básicamente ninguna.

Y nos queda una última versión, la que afirma como autor de la salsa al cocinero Francois Pierre de la Varenne (1615-1678) cocinero de Luis XIV, contemporáneo de Bechamel y fundador de la cocina clásica francesa. Y aleluya, por fin una prueba: Varenne escribió el libro Le Cuisinier Francois en 1651 y allí, por primera vez, se tiene constancia escrita de la receta, la cual llevaría el nombre Bechamel como un halago al marqués Louis de Bechamel.
Así, las versiones son muchas y las pruebas muy pocas. Cada cual elija la historia que mas le convence. Por lo pronto lo único real y contundente es el sabroso sabor de la salsa bechamel, también llamada salsa blanca. La bechamel (pronunciación en francés: “besha:mel”), también denominada salsa blanca o besamel, es una salsa más bien espesa de origen francés, que se elabora añadiendo leche a un roux (una harina sofrita en una grasa). En España la grasa suele ser aceite de oliva y en otras partes suele ser mantequilla. La harina suele ser de trigo aunque también se elabora con una conocida harina de maíz. Aunque no es imprescindible, es frecuente aderezarla con nuez moscada. Se elabora sofriendo la harina en la grasa e incorporando paulatinamente la leche, todo ello sin parar de remover para evitar la formación de grumos.

Dependiendo del uso que se le vaya a dar se puede elaborar más o menos espesa. Si se va a usar para croquetas se hace de forma tal que solidifique, con lo que el nombre de salsa quedaría en entredicho. Sin embargo cuando se usa para cubrir canelones, lasañas o para las espinacas a la crema, se suele hacer más ligera.

La receta admite varias variaciones:
• Aurora: Bechamel con concentrado de tomate.
• Crema: Bechamel con una reducción de nata. Para platos de huevos y pasta.
• Mornay: Bechamel con yemas de huevos crudas y queso rallado (Gruyère y Parmesano). Se usa para gratinados de hortalizas, huevos, etc.
• Nantua: Bechamel con mantequilla de cangrejos, champiñones, colas de cangrejos y trufa. Se utiliza para acompañar pescados.
• Soubise: Bechamel con cebolla estofada en vino y seca y nata. Para hortalizas, pescados y carnes blancas.
• Villaroy: Bechamel con yemas de huevo y queso rallado. Se usa para napar géneros que se empanan con huevo y pan rallado.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La fiesta roja de España

 **la tomatina**


Todo empezó el último miércoles del mes de agosto de 1945, cuando los jóvenes de la época se encontraban en la plaza del pueblo, lugar dónde se celebra tradicionalmente la Tomatina, y al paso de las autoridades y la banda de música durante un desfile de "gigantes y cabezudos" un grupo de estos jóvenes, que querían participar en la comitiva, empujaron a los que llevaban este disfraz. Uno de los participantes cayó al suelo y, al levantarse, comenzó a golpear a todo el que se encontraba allí, por lo que todos comenzaron a pelearse entre sí. El destino quiso que en las proximidades se encontrara un puesto de verduras y hortalizas con las cajas expuestas en la calle para su venta, comenzando los jóvenes a tirarse tomates unos a otros hasta que las fuerzas de orden público intervinieron para poner fin a aquella "batalla" y condenaron a los responsables a pagar los destrozos realizados.
Al año siguiente los jóvenes repitieron el altercado, sólo que esta vez llevaron los tomates de su casa. De nuevo fueron disueltos por las fuerzas del orden. Tras repetirse esto mismo en los años sucesivos, la fiesta quedó, aunque de modo no oficial, instauradas, lo que no sabian éstos chicos, es que habían inaugurado una tradición que seguirían fomentando año a año.

A principio de los 50 el Ayuntamiento de Buñol prohibió la celebración de la Tomatina hecho que no frenó a algunos participantes que llegaron incluso a ser encarcelados. El pueblo pedía que la fiesta se permitiese y tal fue su insistencia que las autoridades definitivamente la consintieron. Cada vez acudía más gente a la fiesta, con los bolsillos cargados de tomates y dispuestos a tirarse agua, a meterse en las fuentes y demás ‘actos vandálicos’. El problema era que esta batalla campal acababa afectando a aquellos que solo querían mirar y en alguna ocasión fue atacada’ alguna personalidad importante. Así que la
festividad fue de nuevo prohibida.

En 1955 y en señal de protesta se celebró ‘el entierro del tomate’, una gran manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro, acompañados por la banda de música, que interpretaba marchas fúnebres a su paso. En el año 57, se permitió definitivamente la Tomatina y ahora es el propio Ayuntamiento el que organiza y promociona este día que les ha hecho famosos en el mundo entero.

La fiesta se hizo popular en toda España gracias al reportaje de
Javier Basilio, emitido en el programa de televisión Informe Semanal.

Desde 1980 es el Ayuntamiento quien provee de tomates a los participantes, siendo cada año mayor el número de toneladas de tomates utilizados, así como el de visitantes.

gracias España.................